tan placenteros como estos
dos que he pasado
en el H. San Miguel,
los hombres esta mañana entraban
en el mar y todo eran halagos ...
está preciosa! transparente!
y así fue, limpia, acariciante,
una balsa fría, perfecta,
para nada dañina,
los paseantes de la orilla me parecieron
monjes y monjas de la primera y última
religión sobre la tierra, solo importaban
nuestros pies en el agua y cada paso
que se daba, un invierno más
sin su compañía me matará,
pero así es la vida, tenemos
que morir y vivir el tiempo
que nos quede, 😴😴😴😴
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