que no tengo ninguna
imaginación
para los insultos, me preguntó
el cura a los ocho años
por mis pecados
y me sentí
en la obligación de decir alguno,
que cometeré errores como todo
el mundo pero no puede ser que
yo cometa uno y me eches todo
un arsenal de palabras
sin identificación
ni afán ninguno
por considerar
a nadie más allá de dirigir mi vida
como una puta marioneta, ya sé
que el tema es cansino,
pero la que creó este
embrollo fuiste tú.
No hay comentarios:
Publicar un comentario