A mí en el trabajo me fiscalizan hasta si me como
una manzana, en casa con los silencios tambien
se hace aunque parezca que no importa
lo que hagas y luego ya el colmo
ha sido internet,
lo que tendría que haber sido algo fructífero
o por lo menos algo ameno se ha convertido
en una tortura controladora con profundo
desafecto y desinterés por su parte,
eso sí disfrazado de solidaridad
que no se diga …
No hay comentarios:
Publicar un comentario