Este relato tiene su chiste triste, reconozco que cuando estás acostumbrada a ser pobre te preguntas si es una suerte no tener que pensar nunca más en dinero y tal vez quedarte más sol@ todavía ¿?
MALDITA SUERTE
Son las tres y veinte y no coge el móvil, un apagado o fuera de cobertura que me inquieta hasta un punto.
No es normal pero el tiempo acompaña en prolongación de callejeo, aunque las lentejas están a punto y no pretendo se peguen.
¿Y si se ha quedado colgado en el ascensor?
Salgo y miro, nada.
¿Y si le han atropellado?
¿Y si le ha dado un ictus?
¿Y si…?
Son las cinco menos diez, para entonces he llamado a familiares, amigos y hospitales, a la policía en breve y las lentejas huelen raro hace rato o me lo parece.
¡Qué mezcla mental más extraña!, histeria y lentejas
A las cinco de la tarde, como la suerte de torero, suena el teléfono, es él.
Farfullo todo tipo de preguntas que me alivien y sosieguen mi pulso desbocado.
Él, sereno y con elegancia torera me da la puntilla:
-“Nena, me ha tocado el Euromillón, no me esperes, no me busques, que te vaya bonito chata”… sonido mudo y hasta hoy
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