No sé quién me ha dejado una moneda
de 50 céntimos encima de la mesa
del despacho,
se
ve
que no los necesita porque él
sin
ir
más lejos se agacha en la calle
hasta por monedas
de un céntimo, lo digo por los pobres
que no tienen otra cosa mejor que hacer
que reírse de otros pobres.
No hay comentarios:
Publicar un comentario