o usar el chocolate como premio
o como castigo, a mí no me
se me ocurre querer a mis
hijas unos dias sí
y otros no, o unos días les digo la verdad
y otros miento de forma mal intencionada
o que les hicieran mendigar
el chocolate a cambio
de sabe dios qué,
y desde luego vale para las relaciones adultas también, que dirás es lo que
tiene la libertad, pero la libertad
sin honestidad no sirve
de nada,
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