Canturreando esta la pequeña y le comentaba que hemos pasado de los pueblos donde todo el mundo hablaba con todo el mundo a las ciudades donde nadie habla con nadie y claro la angustia se generaliza hasta extremos enfermizos. Suerte que aún viví un paseo con Tía Remedios, hay niños que crecen y han crecido entre cuatro paredes literalmente.
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