"...Sin embargo, aunque el Inconsciente sea fácil de controlar, no lo será por cualquiera; lo mismo que las revelaciones místicas, la aparición de los simbolos en la psique exige interpretaciones múltiples. Únicamente los especialistas están capacitados para llevar a buen puerto el desciframiento del Inconsciente. Solo a ellos los psicoanalistas les está permitido (¿autorizado?) organizar e interpretar manisfestaciones psíquicas que harán surgir el símbolo en su sentido pleno. Y mientras el lenguaje simbólico es extremadamente pobre y esencialmente lagunar, los lenguajes y metalenguajes que lo interpretan se desarrollan, cada uno de ellos, con un fasto, una riqueza, que solo las exégesis teológicas de la Biblia han igualado.
¿Quién les ha dado a los psicoanalistas su saber? Por ejemplo, Lacan, lo que él llama el "discurso psicoanalítico " y la "experiecia analítica" le "enseñan" lo que sabe. Y cada uno le enseña lo que el otro le ha enseñado. Pero ¿negaremos que Lacan ha adquirido conocimiento científicamente en la "experiencia analítica " ( una experimentación en cierto modo) de las estructuras del Inconsciente? ¿Haremos caso omiso irresponsablemente de los discursos de los/las psicoanalizados/as tumbados/as sobre el diván? Por lo que a mí respecta, no me cabe ninguna duda de que Lacan ha encontrado en el Inconsciente las estructuras que él dice haber encontrado ya que se había encargado de ponerlas allí con anterioridad. Los y las que no cayeron bajo el poder de la institución psicoanalítica pueden experimentar un inmenso sentimiento de tristeza ante el grado de opresión (de manipulación) que los discursos de los y las psicoanalizados/as manifiestan. Porque en la experiencia analítica hay un oprimido, que es el psicoanalizado, cuya necesidad de comunicar se explota (igual que las brujas no podían antaño mas que repetir bajo tortura el lenguaje que los inquisidores querían oír); al psicoanalizado no le queda más elección (si no quiere romper el contrato implícito y del que tiene NECESIDAD) que intentar decir lo que se quiere que diga. Parece que esto puede durar toda la vida. Cruel contrato que obliga a un ser humano a hacer ostentación de su miseria ante el opresor que es directamente responsable de ella, que lo explota económica, política e ideológicamente, y que lo interpreta reduciéndolo a meras figuras del discurso".
Monique Witting
El pensamiento heterosexual y otros ensayos
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